Estas diferencias en las dinámicas espaciales podría deberse también a que existen lugares donde el robo con violencia y sin violencia tiene más posibilidades de realizarse o no, lo que conforma fronteras invisibles que generan espacios diferenciados y que son creados socialmente.
Por ejemplo, si tú entras a una plaza, puedes comer, divertirte, comprar lo que quieras, siempre y cuando tengas dinero para eso. Entonces, ahí estás seguro, hay vigilancia y si alguien hace algo indebido y asalta con un arma pues ya rebasó la línea; se le captura o se le mata, y se le hace ver que ahí no se puede, es una plaza y no está normalizado asaltar o violentar, más bien está normalizado que la gente se sienta segura. Pero es un lugar cerrado, aislado de la violencia y de la desigualdad del mundo. Lo mismo sucede si un ladrón entra a robar a Santa Fe, a una zona rica, donde la seguridad va de la mano de los servicios de seguridad privada. En cambio en las periferias y zonas vulnerables, los policías pocas veces llegan a auxiliarte, y cuando llegan no pasa nada, a nadie le interesa y no lo investigan. Por eso en la periferia es más fácil un asalto a mano armada.
La policía tendría que hacer algo, tendría que haber una presión social para que los ladrones no hagan lo que quieran. En el metro, el metrobús y en las zonas de interés público, si bien ahí un asalto armado es un escándalo y no es aceptado, el robo silencioso y sin violencia, es tolerado, situación que se ha normalizado en estos espacios.
No hay que olvidar también que el robo de celulares podría estar asociado a otras circunstancias como la pobreza o la desigualdad, las actividades económicas, etcétera.
Es importante subrayar que tanto las alcaldías Cuauhtémoc, Benito Juárez y Azcapotzalco, que aparecen con las mayores tasas de incidencia delictiva por robo de celulares en las 3 dinámicas (general, violencia y sin violencia), se ubican en el centro y norponiente de la Ciudad de México. En las primeras dos alcaldías es posible apreciar una intensa actividad comercial, turística y de servicios, en las que se encuentran los distritos: Centro Histórico, el cual registró a este nivel una incidencia delictiva por robo de celular de 355 casos por cada 100 mil habitantes; Buenavista-Reforma, 348; Nápoles, 272; Vertiz Narvarte, 260; Portales, 217; y Del Valle, 216. Los patrones espaciales de incidencia delictiva en estos distritos son más pronunciada que en otros.
Asimismo, la alcaldía Azcapotzalco tiene también una intensa actividad comercial y de servicios, presenta además una intensa actividad industrial y de manufacturas, lo que la caracteriza como una alcaldía económicamente activa; en ella se encuentra los distritos El Rosario, el cual registra una incidencia delictiva por robo de celular de 234 casos por cada 100 mil habitantes, y la Raza, con 222.
Por otra parte, los mapas de robo de celular con y sin violencia presentan una gran diferencia espacial. Aunque en ambas se vive una incidencia del delito mayor en la zona centro y norponiente de la ciudad, el robo con violencia se expande a más alcaldías que cuando se presenta el robo sin violencia, como se observa en Iztacalco, Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón, Iztapalapa, Coyoacán y Venustiano Carranza. En cambio, el robo sin violencia se puede apreciar más solo en tres de las alcaldías de la periferia de la ciudad: Iztacalco, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza.
Sin embargo, hay que tomar con cautela estos patrones porque puede haber un subregistro del verdadero problema. En zonas como la Condesa, Del Valle y Narvarte (zonas con mayor poder adquisitivo), los residentes de estos lugares podrían ejercer más presión en el proceso de denuncia, emplear diferentes medios y contactar a personas para lograr mayor impartición de justicia, mandando un mensaje de que “aquí no se permite robar”. Además, de que las denuncias son requeridas para el reembolso de los seguros que podrían adquirir las personas en estas zonas de mayor riqueza. Mientras que en las zonas más pobres donde la gente es más discriminada, las personas podrían no estar denunciando, porque saben que nadie hará caso a la denuncia.